viernes, 11 de abril de 2008

ORACION POR NOSOTROS


Tú que lo cruzaste en mi camino
debes saber, Señor,
cuan acertado fue tu juicio
al ponerlo ante mi.
El amor que tú nos entregaste continúa naciendo,
nos cubre y se derrama día a día
a pesar del largo y añoso camino recorrido.
Te ruego, Señor, humildemente
permitas a nuestros cuerpos
continuar el abrazo
en el que tú nos sumergiste
Que de nuestros labios siga brotando
inacabable miel ardiente
y que de nuestras manos
entrelazadas en futuro y esperanza
emerjan silenciosos collares de caricias
hasta que tú, Señor, nos llames
a continuar nuestro susurro
mas allá de los cuerpos,
bajo el tibio manto de la tierra.

OTOÑO


Desperté en los brazos de mi amado
Cobijada en la tibieza de su cuerpo
Comprendí que el otoño, ya llegado
Con su capa de frio había cubierto
Nuestros cuerpos soñolientos y cansados

Me levante y busque al sol entre la bruma
No respondió jubiloso a mi llamado
Lo había escondido la suave y dulce espuma
De la nube que silenciosa había bajado
A enfriar el jardín humildemente engalanado

Los arboles señoriales se vistieron
de hojas amarillas y rosadas
y van cayendo a la orilla del estero
como sombras de amor enamoradas
del agua que las lleva hacia el clavero.

Allá en tu tierra primavera reina
Sobre los sauces y arboles floridos
El susurro del aire canta luego peina
Los verdes prados y troncos más fornidos
Desentrañando al hombre de su pena.

domingo, 6 de abril de 2008

Ebriedad de Emilio

Emilio Dijo muy triste

Vente vino de visita a mi garganta;
¡ ya ves que las penas voy matando
pues necesito ir ahogando
ese amor que a mi me mata !.
Es olvido lo que busco con beberte;
no es placer el buscar tu compañía;
la traidora que se fue siendo de día
sin recuerdo quedara, si voy a verte.
La botella se vacía en un momento
y borracho tu recuerdo yo no olvido,
por lo bello de tus ojos soy cautivo,
la prisión de tus labios mi tormento.
Los vapores del alcohol están ausentes;
la botella vacía por el suelo,...
no me dio la bebida tal consuelo
y una cuerda, lo resuelve eternamente
Gracia le respondió
Pobre Emilio, amigo mío
tener que ahogar las penas
de ese amorcito querido
con un mosto, más que buenas

Preferiría indicarte
una agüita de Melisa
que te ayudará a dejarte
desternillado de risa.

El vino, ya bien se sabe
no sana nada ni cura
la molestia que te cave
en el alma y su negrura.

El vino, ese buen amigo
que a mí me gusta re tanto
puede llevarte consigo
con brutalidad y espanto.

Entonces, mi pobre amigo
va a buscar una farmacia
y le pides al botijo
que te recete Armonil....gracia

Eso de andar por el suelo
mirando bajo la mesa
con migajas en el pelo
me parece una bajeza.

Más interesante el lazo
para colgar de una viga
pero con el costalazo
no podrás tragar ni saliva

Cuídate entonces de amores
que te dejan como enfermo
debilitado de dolores
queriendo subir al cielo.

sábado, 5 de abril de 2008

Silencio de los Riscos

Subí a las cuatro de la mañana por escaleras sinuosas, cubiertas de roció hasta la *Piedra del Sol para ver el espectáculo del amanecer en el valle y en la *montaña vieja. Mi sueño de todo siempre se hacia realidad.
Sólo silencio y tinieblas…. y abajo, muy abajo, el Urubamba corría veloz cantando a través de las rocas y cañones verdeantes de la cordillera de Los Andes. A pesar de los sentidos aguzados, sólo escuchaba su canto, nada veía. Más abajo en el pequeño llano de Aguas Calientes, la vida fluía en un sueño silencioso como cualquier madrugada tibia del invierno altiplanico.
Desde lo alto del circo del cielo las trompetas de los ángeles dieron la partida a las nubes que cubrían la parte baja y con un sólo movimiento de la batuta divina comenzaron a subir, cadenciosas, hacia las cumbres. Vi como los picos de las montañas más bajas se cubrían de ese algodón blanco que subía hacia mí cegando la vista al valle. Era el silencio cimbreante de los montes….. y el movimiento ascendente de la masa nubosa que en pocos instantes me cubriría. Primero fueron los pies, luego las piernas y a mi lado, mis compañeros de viaje, emocionados al igual que yo, se dejaban besar por los cúmulus. Pronto sólo mi cabeza era visible a la luz tenue del amanecer, mas ellas, inexorablemente, fueron cubriéndolo todo hasta llegar a mis labios. Las sentí húmedas, frías, palpables, mágicas, vivas y les devolví, como amante, su beso de agua fresca. Abrí la boca para que ingresaran a mi garganta y su hálito suave penetró hasta el fondo. Me poseían y me dejaba hacer enardecida por el abrazo abismante del cielo humedecido. Cuando cerré los ojos, impidiéndoles el paso a la pupila, habían ocupado, cual dueñas de esta pequeña vida, mis cinco sentidos. Después de un segundo, el esplendor del valle me dejó sin aliento. Las nubes que lo habían cubierto durante la noche, como la cobija cubre al niño, se habían remontado a los empinados picos de más de 3500 metros dejando al descubierto al valle verde y exuberante del señor Urubamba.
Humilde entre los cerros, la luz del sol se dejo entrever, iluminando la cima de la *montaña joven. Con su impecable manto dorado y los rayos coronando la cima, montaña joven (Huaina Pichu) nos mostraba, airosa, la esbeltez de su altanera estatura.
La ciudadela cobro vida como antaño, cuando por las escaleras de piedras, hoy quejumbrosas, galopaban los incas y sus dioses. Eran tiempos de gloria y majestad, de pura juventud y ritos ancestrales. Esta mañana mía, esta nueva mañana daba sus primeros pasos anunciándose calurosa y húmeda.

Antes, cuando la paz y la alegría eran dueños de montes y de valles, cuando sólo el cóndor con su vuelo taciturno surcaba los espacios, cuando las jovencitas cantaban al Inti melodías lacustres y nostálgicas, entonces los dioses aplaudían radiantes las notas emanadas de sus cuerdas vocales.

Hoy el silencio es dueño de los riscos. De vez en cuando un pastor improvisa en su flauta melodías ensoñadas. Presiente los recuerdos aflorando a sus labios y besa suavecito la boquilla desgranando el mágico sonido de un pasado ya ausente. No sabe bien cuando comenzó a interpretarlas, ni como las notas se enredaron en sus dedos labriegos, mas están ahí a la espera… y el hombre las libera. Ellas, afortunadas, vuelan como banderas transparentes, viajan de monte a río, de roca en cielo ocultándose por fin, en la sabiduría resguardada en las piedras silenciosas.
Neruda estuvo entre mis labios con su canto magnifico, ahí entendí en toda su potencia el significado de su llamada…. ¡Sube a nacer conmigo hermano! No era sólo una frase en su retórica, había que ir a esas latitudes para renacer limpio y humilde ante la belleza inigualable de la naturaleza y rendirle homenaje a los intrépidos constructores anónimos de la ciudadela sagrada de los Incas.

martes, 1 de abril de 2008

NOSTALGIA


Miro por mi ventana y observo
que los arboles han perdido las hojas
que el suelo esta alfombrado de amarillo
y que los nidos han quedado al descubierto.
Allí donde las flores engalanaban los troncos
cubiertos de hojas verdes relucientes al sol
allí donde el roció jugaba a lavandero
todo ha ido cayendo pausadamente con la brisa.
Pero tu, mi pequeño, estas al otro lado
lejos, después de las montañas y los mares
donde la primavera comienza a florecer
y los arboles altos a cuajares de hojas nuevas.
Es tu vida nueva que comienza
es mi vida vieja que se acaba
¿o es tu vida nueva que capullea al sol
y mi vida vieja que amarillea al viento¿.
Lo que sea, mi niño, tu mirada me falta
los trinos de tu voz se niegan a mi oído
y las arrulladoras canciones que cantaba
se murmuran silentes esperando tu amor.

SILENCIOS


Mira por la ventana, da media vuelta y dice con la voz desgarrada: “no me regales palabras tuyas” , “puedo amar el silencio”.

El hombre de bigote y sombrero jipijapa fuma pausadamente su habano. De vez en cuando entrecierra los ojos, suspira y exhala una bocanada de un humo azulino que libera su boca, pero calla.

Esperanza continua diciendo: no me digas que me amas, que vendrás a verme y que te quedaras para siempre, por favor, padre, ruega con los ojos enrojecidos, “no me digas grieta que me iré partiendo”.
Se cubre la cara mientras solloza en silencio para no romper la magia que se ha instalado en la estancia.

El hombre se para, camina hasta la ventana, mira el horizonte y calla. El magnolio está florido piensa, es tan sutilmente fragante que se parece a ella.

Esperanza toma un vaso con agua, contempla su transparencia y lo bebe, le sabe a amargo, a cosa perdida y con una resolución fría que la enciende por dentro dice: ¿sabes una cosa? Padre, me haré piedra helada como las que habitan los montes.

De pronto el hombre se sorprende al escucha a lo lejos la canción que regalara a su hija cuando cumplió cuatro años “Lagrimas y Sonrisas”, piensa y el recuerdo le ilumina el rostro, también se parece a ella cuando llora porque no puede dejar de sonreír, las penas no le quedan bien a mi niña, dice haciendo un gesto de ternura.

Esperanza se acerca nuevamente a la ventana y en el silencio de su mente cobra forma la pregunta por años repetida ¿donde habrá ido? Solo el silencio le responde; Ya es invierno.....dice contemplando el jardín; las rosas han cesado de colorear el mundo.

Desde el fondo de la oscuridad de sus pensamientos emerge una luz que la ciega y la respuesta se dibuja tenuemente como sombra fantasmal dulcificando el dolor del pasado. Esta vez Padre, ya se, dice sonriendo con una nostalgia que le devora los ojos, yo se donde has ido, y aunque quisieras, no podrás escapar a mis ramos de rosas.
GRACIA GADEL Pirque, 10 de Julio 2007