jueves, 25 de septiembre de 2008

Silencios


Aquí en mi pueblo, en este pueblo mío
el silencio anclado en las raíces de las flores
reina como espectro taciturno.
Sólo los pájaros abren brechas, irreverentes,
en la tela oscura del silencio nocturno.
Pero son bienvenidas las golondrinas,
ellas pían despacio para no despertar
a los botones de oro adormecidos.
Nada los acaricia, y aunque el viento
errabundo les trae las noticias
de la vida allá afuera
ellos callan sus voces mezclando sus perfumes
al pálido reflejo de la fuente.

lunes, 22 de septiembre de 2008

El Llano en Primavera


Llegó la primavera volando por sobre los tejados,
por el sendero oscuro de la espera,
conminando a la tierra a encenderse,
como una nueva estrella de pies verdes,
como una vieja estrella reverdeciente.

La hermosa primavera de los cerros de Pirque,
baja por las laderas y los surcos opacos,
iluminando todo y a su perfecto paso,
se van abriendo las amapolas de los campos,
como lámparas anaranjadas y sonrientes

En el Llano donde vivo los pastos que han crecido,
bajo el frió que los atenaza en inverno,
la luz les desata nuevamente la frente,
y emergen armoniosos cubriendo con su manto,
las extensiones yertas y silentes.

Todo es luz, todo es rió de verdes primaveras,
cada copo de nieve se estremece en el árbol silencioso
y los dedales de oro enardecidos por la espera
bordan, tejen y cosen con hilos de pura estrella.

En mi jardín amarillea el Aromo con sus mil soles
las Violetas cantan con sus suaves perfumes
y hurgan los ventanales para entrar como flechas
a todos los rincones de esta casa que brota
por todas partes como insigne y prospera quimera.

Al mirar cada gota de nuevo ensueño,
me parece que cabalgo por los cerros de mi Pirque
atolondrados los cabellos, disparados al viento
y en la brisa cuajada de perfumes sonrió a la esperanza nuevas
porque hoy ha florecido la grácil madreselva.

Mi dulce primavera que ha llegado en canciones
se instala aquí en mi pecho como ramo de olivos
y se mece en el canto de las fugaces golondrinas
que anidan bajo el alero acogedor de este sitio.

Yo, te invito primavera con tus zapatos verdes
a quedarte como sino bajo el alero cálido
en el cálido nido.

Gracia Gadel
Pirque, 21 de septiembre del 2008 

domingo, 21 de septiembre de 2008

Zapatos Verdes


Con su zapato verde centelleante,
El tranco presuroso y muy robusto,
El señor Primavera, caminante,
Llegó por la vereda de los justos.

Apareció sonriente y rutilante,
Con los brazos abiertos a los cielos,
Disolviendo los hielos y al instante,
Se fundieron en mí los desconsuelos.

Acepté en mi pecho al caminante,
Abrí toda puerta al bienvenido,
Y apagué en mi voz todo sonido.

Entregué mi jardín al dios amante,
Donde flores silvestres han crecido,
Hoy los pájaros cantan en sus nidos.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Zapatos Blancos


Ayer, 10 de septiembre, llegó el perdón caminando con sus zapatos blancos centelleando por la calle larga de la vida. En un comienzo, cuando lo divisé desde mi ventana, me pareció que titubeaba, quizás no había anotado bien la dirección, pero luego, lo vi sacar un papelito amarillo del bolsillo y comprobar que el número era bien el de mi casa.

No toco el timbre sino que entro directamente hasta mi alcoba.
 ¡Buenos días –me dijo- ¿eres tu, Gracia?
 Si –respondí, sorprendida y emocionada- ¿Me traes alguna buena nueva?
 ¡Juzga tu! –dijo- entregándome un ramo grande de violetas blancas.

 ¡Pero como! -le digo-….son blancas….símbolo de la pureza mas perfecta….¿no debieran ser azules?
 ¡Haces muchas preguntas! –respondió- meneando la cabeza.

Permanecí pensativa largo rato mientras las ideas se iban conectando en mi cerebro e iluminándose con luz blanca que me entregaba la comprensión justa. ¡Si!
-exclamé al cabo de unos momentos- ¡las violetas blancas!…ellas….¡la más pura expresión de la pureza! Eso debía dejar entrar a mi centro cardiaco para perdonarme a mi misma y a los demás. Dejarlas cubrir mis antiguas heridas y emociones, trasmutar los pensamientos anquilosados con el suave aroma de sus diminutas flores.

Me levanté de un salto y un apretado abrazo se enredó en Perdón y dándole las gracias salí al patio a recorrer el jardín. No hubo lágrimas emocionadas, ellas vendrían con el correr del día cuando la luz más prístina acudiera hasta mí. Y así lo hizo.

Mientras catastraba las escasas flores del jardín en invierno una idea sobrevoló mi cabeza varias veces diciendo: Ya es tiempo de amar al prójimo y a ti misma. Ya es tiempo de borrar el dolor pasado y reemplazarlo por la dulzura que Perdón te ha traído como regalo de cumple 35 años de ruptura. Ya es tiempo de mirar las imágenes del golpe de estado del 73 sin emoción, sin pensamiento, sin juicio, sin crítica, envolviéndolas amorosamente en el manto bicolor de mi Padre.

Decidí vestir mi mejor traje de terciopelo iridiscente, me puse un chaleco color azul-violeta, calce los zapatos más cómodos, rocié mis manos de channel 5 y partí al encuentro de mis amigas participantes en el taller de autosanación.

Cuando me vieron llegar todas dijeron: ¡Que elegante! ¿De donde vienes? ¿Ocurre algo especial hoy día? Y expliqué -no sin emoción pues ella, el agua de mi vaso, se precipitó por la pendiente de mi rostro bañándolo alegremente- Si, -respondí- hoy es el primer día de mi vida, una nueva vida que comienza con el Perdón anclado aquí en mi pecho. Más importante aún, he tirado el último grillete al fuego puro que Amor me ha regalado y este, sin preguntar siquiera, donde, cuando o porqué, lo ha disuelto. ¡Soy libre! me han crecido dos alas con las que puedo, por fin, volar por sobre los tejados. Hoy he comprendido que no hay pasado ni futuro, que hay sólo hoy y a ese, lo acaricio a cada instante.

Volví a mi hogar a altas horas de la noche envuelta en la certeza del reencuentro con la Paz. Tantos seres celestiales en mi camino de ese día no podían sino augurar cosas buenas para la noche. Perdón, Amor, Paz, me acompañaron ha mi alcoba bendiciendo mis sueños.

Tres de la mañana y alguien que no logro ver me despierta diciendo: lee. Yo obediente, enciendo la luz y leo la página que he dejado marcada. El título es: Bendiciones XI. ¿Cómo? -le digo- cuando caigo en la cuenta que a esas horas de la noche ya es once de septiembre, y con un vuelco en el corazón guardo silencio colocando un dedo sobre mis labios. Siento y veo como una dulce ensoñación me va cubriendo y a aquellos a los que he liberado con mi perdón. Todos al unísono, ascendemos como burbujas arcoíricas dándonos, por fin, el abrazo fraterno de la eternidad toda una.

Al despertar esta mañana de día soleado, una sensación suave se acurrucaba entre mis brazos. La miré enternecida tratando de encontrar sus ojos y lo que vi me llenó los párpado de ilusiones. Perdón, Amor y Paz, adormecidas en el recodo claro de mi pecho, ronroneaban una dulce canción de agua clara estremeciendo mis entrañas. Me habían convertido en madre.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Nathalie


Nathalie
Galopa, galopa la yegua bravía,
Galopa galopa la suerte prendida.
Galopa en el potro la dona sumisa,
Galopa en la madre con una sonrisa.
Galopa en la cima sin voz y sin prisa,
Galopa en el viento cuajado de brisa.
Galopa mi niña por una cornisa,
Galopan los sueños de sol de Natita.

Otro.

Cuando cabalga su potro,
Negro retinto que es él,
Nada la hace padecer,
Pues su corazón contento
Lo quiere tan sólo a él.

Jacinto, su potro negro,
Paisa, la madre rosilla,
Los prefiere para la silla,
Y para trotar también.

Nathy cabalga desnuda,
Por los cerros de la Punta,
Cantando al amor y en yunta,
Se aferra sólo al corcel.

Los ojitos, dos luceros,
La cabellera en el viento,
Tiene la dote y talento,
De un caballito cerrero.

Yegua bravía, mi niña,
Libertad, son y palabras
Montando su yegua linda
Con el viento en la garganta.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Apocalipsis




Yo a ese texto le pondría,


Una pizca de agua clara,

Y un rayo de sol temprano,

Para adornar la alborada.

 

De los niños, nueve sueños,

De mi madre, la mirada,

De tus besos, toda fuerza,

Para romper esa espada.

 

Nada de miedo dejare,

Sólo esperanzas trenzadas,

Y la luz de las estrellas,

Devolviendo las certezas,

Que se anidan en las almas.

 

¿Para que, Señor quisiera,

A los niños de las hadas,

Llenarlos de pena y miedos,

Llorando bajo la escacha?

 

Al cielo yo prometiera,

Que buenitos se portaran,

Que lavarían sus manos,

Con agua de la montaña.

 

La cara blanca y sonriente,

Cuando ya rompiere el alba,

Trenzando rezos al padre,

Y dándole rosas blancas.

 

Del corazón un arrullo,

Hacia ti, ellos enviaran,

Balbuceando, yo te quiero,

Y cantando a la esperanza.

 

Pues eso eres, mi cielo,

Sólo amor de alas muy blancas,

El perdón eterno y regio,

Que emana cada mañana,

De tus manos, de tu estampa.

 

Envíanos tus sonrisas,

Del Elohim, siete llamas,

El perdón de tu albo pecho,

Y el amor que como manta,

Va cubriendo todo resto,

De pecado y cosa errada.

 

Que mejor manto quisiera,

Esta hija que te llama,

Para pedir por los otros,

Llevando rosas trenzadas,

Como anillo de ilusiones,

Y prender en tu aura clara,

mil y una canción celeste,

y  estrellas de la mañana.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Plegaria


No me huyas,
Estamos juntas,
Sigamos haciendo
El mismo camino.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Amada Presencia


Presencia mágica, flor de medio día
Llena de soles tengo la mirada,
Plexo solar, envase de armonía,
Te bendigo, de rosas coronada.

Cantaré, viento sur, las melodías,
Que de mi boca arrecian con tañidos,
De campanas celestes de ese día,
En que tu corazón llego hasta el mió.

Quiero que de mis manos a raudales,
El verso se derrame coronado,
Al fondo de mi pecho ha susurrado.

De la luz que llena de arreboles,
Ha traído amor como sustento,
Llenándome la vida de contento.