domingo, 22 de marzo de 2009

Canción Celeste


Por valles o por montes cabalgo ya sin prisa,
deteniéndome a veces a mirar sus colinas
mas yo sigo lanzada por la vía de la brisa
coronando en crepúsculo la razón de mi vida.

Con el sol del verano que ha guardado mi piel,
con los ojos pletóricos del verde de la riba
con el alma sonriente, ligera y dulce miel,
me acerco cautelosa a tu margen y orilla.

Y el grito del encuentro se desata en el Llano,
estremece las hojas de los pinos insignes,
se sumerge en el prado verdeando como manto
y el eco de tu voz me convierte en esfinge.

Como en mi tu verano se ha pegado a tu piel
como en mi tus ojos han capturado el verde,
como a mi tu alma ligera te sonríe sin sed,
y sin ya más te acercas a mi lado y te pierdes.

El alba nos encuentra cimbreando y endulzados,
después de la carrera de los brazos marchitos,
el fragor de los besos en la piel enlazados,
consumieron el verbo, la rosa y el Jacinto.

Y vuelves a tus días más allá de los montes,
Te alejas como espuma que se deshace al viento,
Yo me quedo apegada al aroma del hombre,
Escondiendo la espada, fingiendo que no siento.

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